Maestro y Discípulo
- Nuno de Oliveira
- 24 mar
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 26 mar

ॐ
सह नाववतु । सह नौ भुनक्तु ।
सह वीर्यं करवावहै ।
तेजस्वि नावधितमस्तु मा विद्विषावहै ॥
ॐ शान्तिः शान्तिः शान्तिः ।
Oṃ
saha nāvavatu | saha nau bhunaktu |
saha vīryaṃ karavāvahai |
tejasvi nāvadhītam astu mā vidviṣāvahai ||
Oṃ ṣāntiḥ ṣāntiḥ ṣāntiḥ |
Om
Que Eso nos proteja a los dos [maestro y discípulo]
Que Eso nos nutra a los dos [de conocimiento]
Que juntemos nuestras fuerzas con vigor.
Que nuestro aprendizaje sea brillante.
Que nunca discutamos entre nosotros.
Om Paz, Paz, Paz.
Origen: Taittiriya Upaniṣad (2.1 - invocación)
Cuando nacemos existen algunas cosas que ya sabemos hacer. El primer reflejo es el de la succión. Es la forma con que venimos al mundo para poder alimentarnos. El reflejo de sobresalto, de la marcha automática, el de prensión palmar y plantar o de búsqueda son otros ejemplos. Son mecanismos de supervivencia. Después, cada segundo que pasa vamos absorbiendo los estímulos externos de nuestro entorno. La voz de la madre, las caricias del padre, las historias de los hermanos. Con esa información aprendemos a estar en este mundo.
Cuando después de unas décadas deambulando por este mundo empezamos a cuestionaros sobre nuestra naturaleza, nos damos cuenta de que todavía queda mucho por aprender. Nuestra finitud haz con que los aspectos espirituales adquieren una importancia más relevante en nuestras preocupaciones. Es entonces cuando, a veces, entran en nuestras vidas personas importantes que pueden ser catalizadores de cambios fundamentales en la manera que nos enfrentamos a las cuestiones de la vida y la muerte, el sufrimiento, la pérdida, pero también sobre a alegría, el gozo y la felicidad. Son los maestros.
El maestro es una figura fundamental. Nos protege (avatu), nos nutre (bhunaktu), nos da fuerza (viryam), nos transmite luz/brillo (tejas). Estas cualidades pueden atribuirse al maestro del colegio, al entrenador de balonmano, al profesor de piano, al sensei de Karate, al maestro de yoga o al guru espiritual. Los dos últimos son a los que nos cierne ahora mismo. Normalmente en una edad ya adulta mucha gente se engancha a las palabras y/o enseñanzas de alguna persona que parece transmitir exactamente lo que estaba buscando. Obviamente, existen grados de implicación que son importantes. Pero lo que cada uno debe tener en cuenta es que la palabra siempre es superior a la acción. Es decir, lo que uno dice siempre es más virtuoso de lo que uno hace.
La energía que emerge de la boca del maestro es mejor maestro que el maestro mismo. - Trsirobahirava
Existe esta idea espiritual que tu verdadera naturaleza reside en ti y que lo que buscas ya está ahí a tu lado. Sin embargo, todos necesitamos una experiencia intuitiva que valide esa idea.
De una forma racional sabemos que lo que aprendemos viene de algún sitio. Hablamos el idioma que oímos de nuestros padres, sabemos leer, escribir, sumar y multiplicar porque un maestro nos lo ha enseñado. Todo parece venir de una persona que sabe más que nosotros: El maestro. De esa manera debemos cultivar la gratitud hacia él y todos los que vinieron antes de él.
El verdadero maestro siempre quiere ser superado. Se alegra con el progreso del estudiante y nunca deja que su orgullo y soberbia se eleve por encima del noble servicio de servir a los demás evitando así, de forma natural, la enemistad (vidviṣāvahai) entre ambos.
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